Pues sin duda, cuanto menos llueve, más importante se hace captar y almacenar agua de lluvia. Y en cualquier caso, sea donde sea que estés, algo llueve. Aunque sea o te parezca poco.

Piensa que en plena sequía, estos años atrás, en casa no tuvimos problemas de suministro porque, en mayor o menor medida, siempre cae agua del cielo. En cambio, los vecinos y municipios de alrededor que dependían únicamente de pozos (privados o municipales) vieron como el agua dejó de salir de la tierra y la situación fue muy complicada y aún no se han recuperado.

Ten en cuenta que, en el peor de los escenarios, en una zona desertificada con apenas 300mm anuales, solo con que tuvieras un cobertizo de 50m2 ya podrías acumular hasta 15.000l de agua cada año. Y a la que te vayas a un clima típico mediterráneo con unos 500mm y una casa de 80m2, ya estamos hablando de 40.000l.

Y esa cantidad, especialmente en zonas de secano y de sequía, ¡marca toda la diferencia!

Según un estudio liderado por Greenpeace con colaboración de una red ciudadana, en 2024 se detectó que el 54% de las aguas subterráneas analizadas están contaminadas con nitratos.

En zonas rurales pobladas, también encontramos una gran presencia de bacterias y parásitos intestinales, que provienen en ocasiones de las heces del ganado o las fosas sépticas de los vecinos.

Y también es habitual la presencia de pesticidas y metales pesados.

Yo aún no he encontrado una sola finca con la que haya trabajado que no tenga el agua contaminada… incluso los que me decían «nooo… si aquí es muy pura…» hacemos analítica y ¡sorpresa!

Además, los acuíferos están siendo explotados y vaciados a un ritmo mucho mayor de la capacidad de regeneración e infiltración, por lo que no existe forma de saber hasta cuándo vas a disponer de esa fuente de agua. De hecho, es mucho más lento y difícil recuperar un acuífero una vez se seca, porque el agua tiene que infiltrarse de nuevo… en cambio captarla directamente de la lluvia es inmediato, y con una sola lluvia puedes abastecerte durante meses.

Como te decía antes, el suministro municipal a veces también sufre en situaciones de emergencia como las que vivimos con la sequía. En muchas zonas el riego estuvo prohibido durante meses porque apenas había agua para consumo, pero si tienes tu propia fuente de agua, podrás seguir cuidando y regando tu jardín y tu huerta sin problema.

Y es que poder abastecerte y tener asegurada otra fuente de agua, gratuita y segura, hará que tu vida y tu proyecto estén mucho más preparados para las situaciones extremas que se prevén y serás mucho más resiliente.

Estoy especializada en contextos rurales, en fincas rústicas y aisladas, pero sea cual sea tu ubicación si tienes una superficie donde caiga agua de lluvia y posibilidad de espacio para almacenarla podrás aprovechar lo que aquí te explico.

Aunque sea simplemente para regar el jardín, no pienses en una gran infraestructura, el limite y espacio lo marcas tu.

¡Pues entonces lo hiciste mal! 😛

Pero no te preocupes, que te explicaré cómo hacerlo para evitar problemas de pudrición, algas o mosquitos.

El agua de lluvia, bien recolectada y almacenada, puede conservarse durante muchos años en perfecto estado.